Cada vez son mas las personas que se encuentran en situación de desempleo y están dispuestas a trabajar en cualquier tipo de negocio (supermercados, oficinas, atención al público, etc.)

Muchas de estas personas pueden tener algún pequeño complejo con su físico y piensan que esto puede hacerles perder puntos a la hora de ser seleccionados para un puesto de trabajo (es cierto que hay casos en los que un buen aspecto físico es reclamado) pero para la gran mayoría de empleos, lo que se pide es una persona competente y trabajadora.

Aunque algunos de los candidatos a un puesto de trabajo deciden acudir el día de la entrevista a la peluquería, o llevar un traje nuevo, muchos se obsesionan por su apariencia y deciden gastar el dinero en tratamientos de estética, en acudir a un nutricionista para conseguir la figura deseada o en dar un cambio radical a su pelo.

Esto supone que casi un 30% de las operaciones de cirugía realizadas en España durante un año se deban al deseo de mejorar para conseguir un buen trabajo o un aumento salarial. De este modo, muchas clínicas han visto como se incrementan algunos de sus tratamientos de mejora estética, como el injerto capital, el blanqueamiento dental o la rinoplastia.

La obsesión por la estética a la hora de buscar trabajo

Es cierto que una buena presencia física es fundamental a la hora de realizar una entrevista de trabajo (mejor acudir bien aseados y con ropa no demasiado informal). Sin embargo, por mucho que ese día nos echemos un buen perfume y nos calcemos unos buenos tacones, si a la hora de trabajar no damos la talla, nuestra talla de pecho o la cantidad de pelo que tengamos no servirá de nada.

Por tanto, es necesario que se tome conciencia de este asunto, ya que muchas personas sin trabajo pueden llegar a desesperarse y creer que, realmente, no encuentran trabajo por lo que ellos consideran que son defectos físicos.

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