A todos y todas nos preocupa en cierto grado nuestra apariencia, en la medida que la sociedad o el mercado laboral nos valoran en base a ella. Por eso es importante que os cuidemos especialmente en dos áreas que concentran especialmente la atención, boca y ojos.

La importancia de una bonita sonrisa

La sonrisa comunica más de lo que creemos y estudios sociales citan efectos como que una sonrisa bonita puede hacernos más atractivos frente a otra persona, más que si luciéramos un semblante serio. La sonrisa transmite calidez y confianza y esto es útil tanto en la esfera personal como en el entorno laboral, como comentábamos. ¿Cómo cuidar de la boca? Bueno, hay unas nociones básicas que deben seguirse:

Con estas medidas conseguiremos lucir una bonita sonrisa que nos ayude a vernos y a estar bien. Al fin y al cabo no es sólo una cuestión de estética sino también de salud.

La mirada, clave para lucir bien

Los ojos son el centro de atención de una cara. Es allí donde nos miran cuando nos hablan y de hecho los ojos tienen un potencial de comunicación y expresividad muy elevado. Y no importa lo bellos que sean, sin embargo, para que el paso del tiempo les quite impacto y atractivo. ¿A qué nos referimos? El paso de los años deja huella especialmente en la zona del contorno de los ojos, ya que la piel es más fina que en ninguna otra parte del cuerpo. Por eso las arrugas o las bolsas son especialmente visibles y restan encanto a nuestros ojos. Sin embargo es posible corregir defectos de exceso de bolsas o de grasa en los párpados mediante una blefaroplastia Barcelona. Es una de las cirugías estéticas má demandadas y los efectos son positivamente visibles y duraderos.

Las cremas y los fluidos hidratantes son importantes para mantener una piel tersa y bien cuidada. Especialmente se indica su uso a partir de los 25 años de edad, como forma de reducir los efectos del tiempo sobre el contorno de los ojos. Y pese a eso, no hay soluciones mágicas. Cada edad tiene su atractivo y, si nos cuidamos adecuadamente, tener cuarenta o cincuenta años no tiene por qué ser incompatible con sentirnos y ser atractivos para los demás.

 

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